jueves, 27 de julio de 2017

EL TAMAÑO NO LO ES TODO

La sabia Naturaleza siempre tiende a compensar los dones que otorga a sus criaturas. Dotó de fuerza al león y de velocidad a la gacela, dotó de vista al águila y de agilidad al rebeco, por no hablar de la capacidad de mimetismo de algunos seres que se verían indefensos sin poder ser casi invisibles para sus predadores o de las defensas naturales que poseen otras especies como la lenta tortuga o el inofensivo puercoespín.

Dentro del propio género humano también tenemos infinidad de ejemplos donde el "citius, altius, fortius" no supone ninguna superioridad. Dentro de un mundo como el militar, bajo las reglas del tamaño y la fuerza, destaca la legendaria ferocidad de los guerreros hunos, capaces de conquistar todo el territorio desde la recóndita Asia hasta las mismísimas puertas de la Roma Imperial bajo el mando de Atila, o el liderazgo marcial de Napoleón que trajo en jaque a la Europa de principios del siglo XIX. En el plano musical, entre tenores y sopranos de amplia capacidad torácica, aparecieron Frank Sinatra, Billie Holiday o Edith Piaf; voces que suenan como orchestras griegas contenidas en una laringe, universos dentro de átomos.

La sabiduría popular predica que los mejores perfumes vienen en frascos pequeños, y el caso que nos ocupa hoy también parece confirmar ese viejo adagio: hay tanta belleza en algunas flores arvenses de pequeño tamaño que hace inevitable el detener nuestros quehaceres y disfrutar de ese diminuto regalo visual cada vez que nos topamos con una de estas especies.

Comencemos con el itinerario:

De la sangre derramada por Adonis (divinidad helénica de las plantas, por cierto) en el ataque de un jabalí surgió, dentro de la leyenda, la majestuosa Adonis aestivalis,de la familia de las ranunculáceas y que podemos admirar, como su nombre indica, durante la canícula. Posee flores actinomorfas, solitarias y terminales.

Adonis aestivalis
Adonis aestivalis



Asphodelus fistulosus, llamado comúnmente “gamoncillo”, liliácea que nos ofrece lo mejor de su repertorio (en forma de panícula) con la llegada de la primavera.

Asphodelus fistulosus
Asphodelus fistulosus



Veronica persica, escrofulariácea de hermoso color azulado cuya visión nos compensa de los fríos invernales.

Veronica persica
Veronica persica


Potentilla reptans, rosácea de vivo color amarillo con gusto por cultivos con cierta humedad.

Potentilla reptans
Potentilla reptans


Allium ursinum, ¿quién dijo que los ajos no pueden ser bellos?.

Allium ursinum
Allium ursinum


Lactuca serriola, lechuga silvestre que, ya que no puede ofrecernos el sabor de su “prima” sativa, nos deleita con su exuberancia veraniega.

Lactuca serriola
Lactuca serriola


Epilobium hirsutum o “rosadelfilla”, otra planta de estío con unos hermosos pétalos violáceos escotados.

Epilobium hirsutum
Epilobium hirsutum


Lappula squarrosa, planta anual de flor azul que gusta también del calor con cinco estambres soldados a la corola.

Lappula squarrosa
Lappula squarrosa



Y por último Geum urbanium o “Hierba de San Benito”, de flor o inflorescencias cimosas de color amarillo y fruto en poliaquenio.

Geum urbanum
Geum urbanum

 No habrá grandes despedidas, sino pequeñas esperas hasta la siguiente entrada...