La sabia Naturaleza siempre tiende a compensar los dones que otorga a
sus criaturas. Dotó de fuerza al león y de velocidad a la gacela, dotó
de vista al águila y de agilidad al rebeco, por no hablar de la
capacidad de mimetismo de algunos seres que se verían indefensos sin
poder ser casi invisibles para sus predadores o de las defensas
naturales que poseen otras especies como la lenta tortuga o el
inofensivo puercoespín.
Dentro del propio género humano también tenemos infinidad de ejemplos donde el "
citius, altius, fortius" no
supone ninguna superioridad. Dentro de un mundo como el militar, bajo
las reglas del tamaño y la fuerza, destaca la legendaria ferocidad de
los guerreros hunos, capaces de conquistar todo el territorio desde la
recóndita Asia hasta las mismísimas puertas de la Roma Imperial bajo el
mando de Atila, o el liderazgo marcial de Napoleón que trajo en jaque a
la Europa de principios del siglo XIX. En el plano musical, entre
tenores y sopranos de amplia capacidad torácica, aparecieron Frank
Sinatra, Billie Holiday o Edith Piaf; voces que suenan como
orchestras griegas contenidas en una laringe, universos dentro de átomos.
La
sabiduría popular predica que los mejores perfumes vienen en frascos
pequeños, y el caso que nos ocupa hoy también parece confirmar ese viejo
adagio: hay tanta belleza en algunas flores arvenses de pequeño tamaño
que hace inevitable el detener nuestros quehaceres y disfrutar de ese
diminuto regalo visual cada vez que nos topamos con una de estas
especies.
Comencemos con el itinerario:
De la sangre
derramada por Adonis (divinidad helénica de las plantas, por cierto) en
el ataque de un jabalí surgió, dentro de la leyenda, la majestuosa
Adonis aestivalis,de
la familia de las ranunculáceas y que podemos admirar, como su nombre
indica, durante la canícula. Posee flores actinomorfas, solitarias y
terminales.
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Adonis aestivalis |
Asphodelus fistulosus,
llamado comúnmente “gamoncillo”, liliácea que nos ofrece lo mejor de su
repertorio (en forma de panícula) con la llegada de la primavera.
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Asphodelus fistulosus |
Veronica persica, escrofulariácea de hermoso color azulado cuya visión nos compensa de los fríos invernales.
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Veronica persica | |
Potentilla reptans, rosácea de vivo color amarillo con gusto por cultivos con cierta humedad.
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Potentilla reptans |
Allium ursinum, ¿quién dijo que los ajos no pueden ser bellos?.
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Allium ursinum |
Lactuca serriola, lechuga silvestre que, ya que no puede ofrecernos el sabor de su “prima”
sativa, nos deleita con su exuberancia veraniega.
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Lactuca serriola |
Epilobium hirsutum o “rosadelfilla”, otra planta de estío con unos hermosos pétalos violáceos escotados.
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Epilobium hirsutum |
Lappula squarrosa, planta anual de flor azul que gusta también del calor con cinco estambres soldados a la corola.
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Lappula squarrosa |
Y por último
Geum urbanium o “Hierba de San Benito”, de flor o inflorescencias cimosas de color amarillo y fruto en poliaquenio.
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Geum urbanum |
No habrá grandes despedidas, sino pequeñas esperas hasta la siguiente entrada...